Nuestro Jardín

El Jardín Cicatrizante de Dehesa Paraíso es un espacio experimental y curativo, concebido como una experiencia viva que puede visitarse con cita previa.

Antes de comenzar, se registran constantes vitales —como la temperatura, tensión arterial…—para observar cómo la naturaleza actúa sobre el cuerpo. Al finalizar, esas medidas se repiten y los resultados hablan por sí solos: el jardín calma, equilibra y transforma.


Su composición se basa en una plantación de formas bajas —en su mayoría no superan la altura de la cintura, permitiendo al visitante sentirse parte del paisaje, no frente a él. Los colores dominantes son el color gris en todas sus variaciones: plateado, azulado, verdoso o amarronado.

Es un jardín que imita la forma en que la naturaleza se ordena a sí misma: subarbustos que dialogan con arbustos más altos, creando una aparente monotonía que, sin embargo, calma y reconcilia. Esta armonía se integra en un bosque de encinas centenarias, donde la disposición vertical de los cipreses mediterráneos (Cupressus sempervirens) aporta un contrapunto elegante de formas alargadas .La mayor parte de la cubierta arbórea es de encinas centenáreas (Quercus ilex), que arrojan suficiente sombra como para alterar el habitat debajo de ellas. Gramíneas espontáneas, nacidas de los campos colindantes, se entrelazan entre las zonas más secas, recordando la fuerza de lo que brota sin pedir permiso.

El jardín tiene una pendiente continua y los niveles mas altos de vegetación tienen un impacto visual sobre un telon de fondo donde se recortan las montañas de la sierra. Las especies predominantes —Lavandula, Cistus, Phlomis y Teucrium— representan la sobriedad mediterránea: pocas floraciones, pero un follaje lleno de textura y matices, donde el color es una emoción más que una pigmentación.

Rodeado por tres sierras, el lugar disfruta de un microclima propio y una sensación de visión infinita. Desde las zonas altas, el jardín se abre hacia las montañas de la sierra, y los senderos que conectan sus cuatro áreas invitan a elegir el propio camino, según la necesidad interior de cada visitante. Así, cada paseo se convierte en una herramienta de autoconocimiento: un acto sanador y reconfortante, distinto en cada visita.

En este lugar, la naturaleza no solo adorna: repara.

Y Tú solo tienes que caminar para que ocurra